El sabor maduro y especiado con pequeños cristales de sal, la nota afrutada, el ligero aroma a avellanas o castañas asadas... todo ello compone el carácter inconfundible del queso Gruyère AOP.

Su historia se remonta hasta al año 1115, cuando los monjes del monasterio de Rougemont, en la región de Gruyère de la Suiza occidental, comenzaron a cultivar en los vecinos Alpes. El Gruyère AOP, el queso suizo más influyente e importante, sigue siendo a día de hoy el favorito de los suizos entre todos los quesos nacionales.

La elevada calidad constante se debe no solo a la denominación de origen protegida de cada queso Gruyère AOP, sino también al proceso de elaboración según una auténtica receta tradicional. Solo ingredientes naturales, leche fresca elaborada en cubas de cobre, maduración tradicional hasta alcanzar la característica corteza marrón granulada: este es el secreto para conseguir un auténtico queso Gruyère AOP.